No se puede entender la historia de Holanda sin conocer los 19 molinos de Kinderdijk que se construyeron alrededor del año 1740 como parte de un amplio sistema de gestión del agua para prevenir las inundaciones. De hecho, una parte importante de Holanda está situada más de 7 metros bajo el nivel del mar. Los Neerlandeses no lo sienten ni se preocupan de eso porque un sistema increíble y complejo siempre mantiene más alto el agua del mar, lo que permite que la tierra nunca esté inundada.
Desde 1997, los molinos de Kinderdijk han sido reconocidos como patrimonio mundial por la UNESCO. Hoy en día los molinos representan un símbolo muy fuerte e importante de la gestión del agua y de la historia holandesa porque la historia y el agua siempre han ido fuertemente ligadas en Holanda.
Actualmente, existen otro tipo de herramientas más sofisticadas para prevenir inundaciones. Soluciones como Giswater, por ejemplo, permiten anticiparse a escenarios climatológicos extremos y a predecir escenarios de futuro para minimizar el impacto de inundaciones.